El proceso de curación de la cicatriz de la cesárea puede en ocasiones ser defectuoso. En esta situación, existe una disrupción del miometrio a nivel de la cicatriz. Este “hueco” a nivel del segmento uterino, recibe diferentes nombres, siendo los de “nicho” o istmocele los más comúnmente utilizados. Este defecto y su relación con algunos síntomas clínicos como menorragia, dolor abdominal, dispareunia y dismenorrea, fueron descritos por primera vez por Morris que utilizó el término “Síndrome de la cicatriz de la cesárea”.
La incidencia estimada del defecto de la cicatriz de la cesárea (CSD) está entre el 24% y el 56%. Esta incidencia varía ampliamente dependiendo de la publicación. Esto es debido a la variedad de definiciones existentes y a los distintos métodos utilizados para el diagnóstico del defecto.
Existe una relación clara entre el defecto anatómico y la existencia de diferentes grados de sangrado postmenstrual y otros síntomas ginecológicos como dismenorrea, dolor pélvico crónico e infertilidad.
Se han propuesto diferentes opciones quirúrgicas para el tratamiento del istmocele. Por un lado, el tratamiento reparativo mediante corrección laparoscópica de la dehiscencia. Por otro lado, la corrección resectoscópica encaminada a mejorar los síntomas. Otras alternativas son, la corrección vía vaginal, así como el uso de tratamiento hormonal para reducir el sangrado menstrual. El tratamiento quirúrgico debería reservarse sólo para las pacientes sintomáticas con sangrado postmenstrual, dolor pélvico crónico o infertilidad secundaria. Las primeras dos opciones son las más comúnmente utilizadas, y la elección de una u otra está en relación con las condiciones anatómicas del istmocele.
La primera referencia al uso del resectoscopio en el tratamiento del istmocele fue de Fernández, quien realizó la resección del tejido fibrótico de la parte inferior de la cicatriz para facilitar el drenaje de la sangre menstrual coleccionada, mejorando así el sangrado postmenstrual. Desde entonces se han publicado múltiples artículos, y el tratamiento con resectoscopio se ha convertido en el abordaje que cuenta con más piblicaciones para el tratamiento de istmoceles sintomáticos.